¿Qué es el Índice de Garantía de Competitividad?

 

El índice de garantía de competitividad se utiliza para valorar en una vivienda la renta del alquiler aplicable. Es una referencia alternativa al índice de precios al consumo (IPC), ¡Aclara tus dudas con este contenido!

El Índice de Garantía de Competitividad en el Arrendamiento (IGC) es una tasa de revisión de precios, que publica mensualmente el Instituto Nacional de Estadística. Constituye, a grandes rasgos, el resultado de una ecuación que valora, por un lado, los Índices de Precios al Consumo (IPC) de la “zona euro”; y, por otro, la pérdida de competitividad acumulada por España como país desde 1999.

Lo que hace interesante el índice de garantía de competitividad frente al IPC, es que, si su valor fuera negativo, no habría que revisar la renta (porque sería igual a 0%). En caso de que el porcentaje fuera positivo, se aplicaría revisión, existiendo una cifra máxima establecida por el Banco Central Europeo en un 2%. El porcentaje será equivalente al objetivo de inflación que se proponga para la “eurozona”. De esta manera, se asegura la competitividad de la economía a medio plazo. Además, el IGC únicamente afecta a los contratos realizados pasado el año 2015.

Es un valor de referencia para establecer cómo varían los precios a la hora de actualizar la renta del alquiler, especialmente en caso de que las partes no hayan pactado qué sistema prefieren adoptar.

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Valorar una vivienda: qué es el índice de garantía de competitividad

Cuando resulta necesario actualizar el importe del alquiler de una vivienda, se puede aplicar este valor de referencia. Se trata de una corrección del índice de precios al consumo, armonizada para toda la Unión Europea.

Para calcularlo, se toma como referencia la media de todos los IPC de los países que utilizan el euro como moneda. Además, se incorpora un factor corrector para compensar la pérdida de competitividad española experimentada desde 1999.

Es importante saber que es el Instituto Nacional de Estadística quien lo fija. Su principal rasgo diferencial es que solo se aplica entre el 0 y el 2 %. Si supera estos límites por arriba o por abajo, se obvia la diferencia. Por lo tanto, nunca será un dato negativo.

Factores correctores establecidos para el Índice de garantía de competitividad en el arrendamiento

Factores correctores establecidos para el Índice de garantía de competitividad en el arrendamiento

  1. Porcentaje máximo y mínimo: se establece un máximo del 2% y un mínimo del 0%, por lo que, si el valor resulta negativo, no cabrá revisión de la renta para aquellas partes que hayan sometido las actualizaciones a este índice. De esta manera, se evita que la inflación alcance valores desorbitados.
  2. Se establece en base al IPC de la “zona euro”: para evitar esos valores desorbitados al alza, también se establece que el índice de garantía de competitividad tomará como base los datos del IPC de la zona euro que, normalmente, son menores que los que ha tenido España históricamente.
  3. Factor corrector: además de basar el cálculo en el IPC, se aplicará una reducción en base a un porcentaje que hace referencia a la pérdida de competitividad de la economía española, que se acumula desde el año 1999.

¿Cómo se calcula el Índice de Garantía de Competitividad?

El cálculo del IGC se realiza dividiendo el IPC del trimestre actual por la productividad media de los últimos cuatro trimestres. Si el resultado es superior a 1, el IGC será mayor que el IPC, lo que significa que el precio del alquiler se actualizará en función del IGC, y no del IPC.

¿Qué órgano fija el índice de garantía de la competitividad?

El órgano encargado de fijar el IGC es el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, a través de la Dirección General de Agenda Urbana y Arquitectura.

¿IGC o IPC? ¿Cuál conviene aplicar?

Ahora que ya hemos explicado qué es el IGC, debemos conocer qué es el IPC o Índice de precios de consumo, para poder decidir cuál convendría más aplicar a la hora de actualizar la renta.

Respecto a si es mejor el IPC o el IGC en el alquiler, dependerá de cada caso concreto. En general, el IPC es un índice más estable y predecible que el IGC, ya que este último está influenciado por la evolución de la productividad, que puede variar significativamente en función de la situación económica.

Por último, el IGC es más estable que el IPC porque tiene en cuenta la evolución de la productividad a largo plazo, lo que hace que los cambios en el índice sean menos bruscos que los del IPC, que se basa únicamente en la evolución de los precios al consumo.

El índice de precios de consumo se utiliza para valorar un conjunto de bienes y servicios específico (conocido como “cesta familiar”), señala la evolución del coste de la vida y resulta esencial para conocer la inflación, que es el incremento generalizado de los precios de bienes y servicios.

El IPC recoge la tasa de variación y la aplica sobre la renta. De este modo, con este índice se entiende que, si suben de manera considerable los precios de bienes y servicios, no tiene sentido mantener congelados los alquileres durante la duración de los contratos, que, en caso de haberse realizado antes de 2015, mantendrían un precio fijo durante ese lustro.

Si se elige actualizar la renta según el IGC como arrendatario, a largo plazo aportará mayor estabilidad, sin embargo, se pierde la opción de optar a rebaja en el alquiler. En caso de que se esté en la posición de arrendador, el IPC resulta más beneficioso, puesto que, si la variación es positiva, podríamos optar a pedir un alquiler superior al supuesto período anterior.

¿Cómo afecta al alquiler?

El IGC afecta al alquiler en la medida en que es un índice que se utiliza para actualizar los precios de los contratos de arrendamiento. Si el IGC es mayor que el IPC, el precio del alquiler se incrementará más que si se actualizara solo en función del IPC.

Cuando las partes no han fijado en el contrato qué valor de referencia se aplica al revisar la cuota de alquiler, se utiliza el IGC.

De cara al inquilino, es mejor emplear esta fórmula, ya que el aumento nunca superará el 2 %. Dado que el IPC no tiene valor máximo, puede resultar más gravoso y, en todo caso, es mucho menos estable. La contrapartida es que, con el IGC, no bajará nunca el precio. Desde el punto de vista del arrendador, suele favorecer la aplicación del IPC, pues puede conllevar incrementos superiores.

En definitiva, al valorar en una vivienda qué actualización de la renta de alquiler emplear, coexisten el IPC y el IGC. Ya conoces sus diferencias y en qué situación puede interesarte cada alternativa. Si necesitas tasar un inmueble, ¡cuenta con nosotros! Aprovecha nuestra tasación online.

 


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